Calidad del sueño y salud mental

05.06.2024

El sueño es fundamental para que nuestro cerebro funcione bien. No se trata solo de descansar, sino de permitir que el cerebro realice una especie de "mantenimiento" nocturno. Durante el sueño, consolidamos recuerdos, procesamos emociones y recuperamos energía. Si no dormimos lo suficiente, nuestra capacidad para manejar el estrés, tomar decisiones y regular nuestras emociones se ve afectada.

La falta de sueño puede hacer que nos sintamos irritables, ansiosos y deprimidos. Incluso una sola noche de mal sueño puede hacernos sentir más tensos y menos capaces de enfrentar los desafíos diarios. A largo plazo, la falta de sueño puede contribuir a problemas más llamativos como la ansiedad, el estrés o la depresión a largo plazo. 

Nuestro sueño se divide en varias etapas, incluyendo el sueño profundo y el sueño REM (movimiento ocular rápido). Cada etapa tiene un papel específico en nuestra salud mental. Por ejemplo, durante el sueño REM, nuestro cerebro procesa emociones y experiencias del día. Si no llegamos a esta etapa porque estamos despertándonos constantemente, es como si nuestro cerebro dejara tareas importantes sin hacer. Esto puede hacer que nos despertemos sintiéndonos desorganizados emocionalmente y más vulnerables al estrés.

Para mejorar nuestro sueño, y con ello nuestra salud mental, es útil seguir algunas prácticas sencillas pero efectivas. Mantén por ejemplo una rutina de sueño regular, intenta ir a la cama y despertarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Evita el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir, ya que la luz azul puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño. Puedes crear también  un ambiente de sueño cómodo y relajante: asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y a una temperatura agradable. Además, intenta incorporar actividades relajantes antes de dormir, como leer un libro, tomar un baño caliente o practicar la meditación. Pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia en cómo duermes y, en consecuencia, en cómo te sientes mental y emocionalmente.